Adios al ecosistema editorial para ilustradores mexicanos.
Este 2019 fue un inicio de año nada alentador para los ilustradores abocados al medio editorial, sobre todo los dedicados a la ilustración para niños y jóvenes. Recuerdo que aún siendo estudiante en la ENAP (ahora FAD) concursé en el Catalogo de Ilustradores de la desaparecida CONACULTA. Esto me dio oportunidad para publicar libros profesionalmente en distintas editoriales de México, con el tiempo me buscaron por medio de ese catálogo un agente de ilustradores en Estados Unidos. Así pude publicar The Barking Mouse y ganar un premio del otro lado del río. Este catálogo era mandado con la exhibición a otras ferias de libro en provincia y aún en el extranjero como España, Marruecos o Costa Rica. El catálogo estaba ligado a la Feria del Libro para Niños y Jóvenes que durante mucho años y con muchos aciertos promovió y difundió la literatura para niños y jóvenes.
Visitando la FAD pude encontrara distintas tesis abocadas al estudio de la ilustración mexicana y una parte importante de estos estudios fue tener tesis e investigaciones hechas por estudiantes, y ayudaba mucho ese catalogo de ilustradores.
Gracias a la FILIJ muchos ilustradores mexicanos convivimos y aprendimos de otros colegas que venían de otros países, en lo personal tuve el gusto de tomar clases con A. Agliardi, Antonio Santos, Javier Sáez, entre otros.
Ahora este concurso y el catálogo de ilustradores ha desaparecido ante la apatía del medio editorial y sobre todo del gremio de ilustradores en los que pocos han dicho algo. Algunos contestaron con el hastag #LaFilijlahicimostodos
Estas medidas draconianas del nuevo gobierno al quitarle presupuesto a la cultura son un golpe a la economía creativa que como afirma la UNESCO es parte importarte del PIB de un país. La ilustración editorial es parte de la economía naranja.
En Colombia por ejemplo se ha creado una innovadora política nacional de apoyo y fomento a la economía naranja. Al finalizar su cuatrienio, la meta del Gobierno es que la economía naranja pase de representar el 3,4 por ciento del producto interno bruto (PIB) al 7 por ciento en la próxima década.
En Colombia son 32 billones de pesos anuales los que mueve este sector, en el que se incluyen actividades como las de artes visuales, las escénicas, el turismo y patrimonio cultural, la economía creativa, las industrias culturales (editorial, fonográfica, audiovisual, agencias noticiosas), así como los medios digitales, el diseño y la publicidad.
La economía creativa o "economía naranja", como la producción de bienes y servicios culturales que están protegidos -o pueden estar protegidos- por derechos de propiedad intelectual. En América Latina la economía naranja representa cerca del 4% del Producto Interno Bruto.
El libro de Iván Duque y Felipe Buitrago "La economía naranja, una oportunidad infinita", los autores dicen que ese color "suele estar asociado con la cultura, la creatividad y la identidad".
Parece no importarles en general el apoyo a la cultura. El catalogo y concurso de ilustradores, el concurso de Invitemos a Leer, el concurso de A la Orilla del Viento fomentaban y apoyaban la economía naranja de los creadores en este país. Así que mientras Colombia y otros países dan pasos de avanzada en estas políticas públicas de apoyo a la economía naranja, en México vamos para atrás, como cangrejos.
Estas medidas solo dejan más vulnerables a los ilustradores editoriales mexicanos quienes no cuentan con regalías, ni seguros médicos, ni contratos, estás medidas sólo los dejan en el desamparo.
Si bien es un mundo global algunos verán como exportar su trabajo a otros países y en último caso emigrar a donde haya apoyo a los creativos y donde se fomente la economía naranja. Por ejemplo en Estados Unidos el mercado latino es de 20 millones, algunos se irán a Canadá, otros sobrevivirán dando clases o talleres. Otros se quedarán con proyectos mal pagados. Algunos inclusive cambiarán de oficio. Algunos poquitos tal vez accedan a una beca Fonca pero muchos más no podrán hacerlo.